Por Valeria Torres, Psicóloga Corporativa
A menudo celebramos a los ejecutivos por su empuje, creatividad y capacidad para rendir bajo presión. Pero detrás de esa fachada impecable, muchos líderes viven con un cerebro que no sigue el manual “tradicional”. Hablo del TDAH, y en la sala de juntas suele malinterpretarse como una debilidad, cuando en realidad puede ser una ventaja oculta.
La ceguera temporal es la dificultad para percibir con precisión el paso del tiempo. En los líderes con TDAH, esto suele significar:
Subestimar cuánto tiempo tomará una tarea
Hiperconcentrarse y perder la noción de las horas
Dificultad para priorizar plazos en el orden correcto
Según la Cleveland Clinic, las personas con TDAH presentan diferencias medibles en la corteza prefrontal y en la regulación de la dopamina, ambas áreas relacionadas con la percepción del tiempo. Lo que parece “desorganización” muchas veces es neurobiología en acción.
Aquí está la paradoja: el mismo cerebro que lucha con el tiempo lineal suele sobresalir en el pensamiento no lineal.
Un estudio en Personality and Individual Differences encontró que los adultos con TDAH obtuvieron puntajes más altos en pensamiento divergente, un indicador clave de la creatividad.
Investigaciones de la Universidad de Michigan destacan que rasgos del TDAH como la toma de riesgos y la búsqueda de novedad pueden impulsar el éxito emprendedor, especialmente en entornos dinámicos.
En las salas de juntas, esta creatividad se traduce en estrategias visionarias, soluciones innovadoras y una capacidad para conectar puntos que otros ni siquiera ven.
Los ejecutivos con TDAH suelen tomar decisiones rápidamente—en ocasiones demasiado rápido. Si bien esto puede implicar riesgos, también representa una ventaja en entornos de alta exigencia, donde dudar puede costar millones.
Un estudio publicado en el Journal of Business Venturing reveló que los emprendedores con tendencias de TDAH reportaron ciclos de decisión más rápidos y mayor comodidad con la incertidumbre que sus pares sin TDAH.
En industrias de ritmo acelerado, esta agilidad suele marcar la diferencia entre aprovechar una oportunidad o perderla.
El desafío no está en frenar el cerebro, sino en canalizar su velocidad hacia la claridad.
¿Cómo pueden los líderes aprovechar estos rasgos minimizando los riesgos?
Externalizar el tiempo: usar cronogramas visuales, alarmas y calendarios estructurados para “hacer visible el tiempo”
Canalizar la creatividad intencionalmente: diseñar sesiones de ideas donde el pensamiento no lineal sea un activo y no una distracción
Equilibrar velocidad y reflexión: incorporar micro-pauses—diez segundos para cuestionar supuestos pueden evitar errores costosos
Delegar tareas de detalle: liberar espacio cognitivo asignando trabajos de precisión a miembros del equipo que destaquen en ello
Buscar coaching especializado: el acompañamiento ejecutivo informado en TDAH ayuda a replantear desafíos y fortalecer sistemas de apoyo
El TDAH en el liderazgo no es un defecto que deba ocultarse, sino un modelo para un tipo distinto de éxito. La ceguera temporal, la creatividad y la rapidez en las decisiones no tienen por qué sabotear el rendimiento; pueden ser los rasgos que realmente distinguen a un ejecutivo.
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